• Aguardiente (dos litros aproximadamente)

• Azúcar (3 o 4 cucharadas)

• Medio litro de café (más o menos cargado, al gusto o incluso descafeinado si queremos)

• Higos pasos (6 aproximadamente)

• Una naranja

 

• OPCIONES

  • Agua (si se quiere rebajar se puede añadir entre un cuarto a un litro de agua)

  • Azúcar (si se quiere más dulce se puede añadir más azúcar al gusto)

     En un cazo se echan tres o cuatro cucharadas de azúcar, se calienta hasta que se caramelice pero sin que se queme y quede demasiado oscura. Una vez caramelizado se vierte el café ya hecho hasta que se deshaga el caramelo. En un recipiente apropiado se echa esa mezcla y después se añade el aguardiente. Una vez mezclado todo se echa cortada en trozos la piel de una naranja. Media naranja se exprime el zumo y lo que queda se corta en trozos y se echan también a la mezcla. Se cortan los higos en trozos y se echan también. Todo ello se deja macerar durante unos ocho o diez días. Pasados estos día se pasa para unas botellas colándolo despacio y haciéndolo pasar todo por un algodón colocado sin apretar en el fondo de un embudo. Una vez colado es recomendable dejar pasar un año y después decantarlo con cuidado a una botella elegante de modo que si hay posos queden en la primera botella.

    Se puede tomar con hielo o a temperatura ambiente, de los dos modos está bueno. En Villademor se acostumbra a tomar sin hielo pero siempre con buenas compañías, esto es lo mejor de la receta.

     ELENA REDONDO CABRA ha tenido la amabilidad de pasarnos esta otra receta que quizá esté más acorde con la forma de preparar el licor en nuestro pueblo. En cualquier caso yo no había oído nunca que había que echar té a la mezcla. Pero... habrá que probar.

• Dos litros de orujo

• Medio kilo de azúcar

• Tres vasos de agua (tamaño nocilla)

• Cuatro cucharadas soperas de café molido

• Granos de café

• La piel de una naranja grande

• Higos secos

• Pasas

• Té

   Se pone a calentar el agua y, cuando hierva, se añade el café y se deja reposar tapado. Se carameliza la mitad del azúcar, cuando se temple se le añade el café hecho. Una vez se haya disuelto el azúcar caramelizado, se añaden el resto de ingredientes.

   En casa lo poníamos en un puchero durante al menos un mes y se removía con una cuchara de madera de vez en cuando.

   Para filtrarlo se usaba un colador de tela y lo suyo era ponerlo en botellas bonitas.