• Huevos de corral

• Patatas nuevas de la huerta

• Pimiento verde y rojo

• Chorizo casero

• Sal

• Aceite

• Pimentón (dulce o picante)

     Se hacen las patatas como se dice en la receta de las patatas fritas. Se fríe el huevo en abundante aceite. Dependiendo de la temperatura del aceite así queda este con más puntilla o con menos. Sólo la experiencia puede hacer que cada uno lo haga a su gusto. Es importante, no obstante, que los huevos sean frescos, si no lo son la clara se extiende demasiado y la yema queda más plana. Un huevo se nota que está fresco justo cuando la clara queda poco extendida y la yema abultada hacia arriba.

   Una vez frito se vierte en el plato junto con las patatas y se echa una pizca de pimentón encima de la yema. Inmediatamente se echa una cucharada de aceite de freír encima. En el mismo sartén caliente, una vez hayamos vaciado todo el aceite, se ponen unas rodajas de chorizo en él y con poco calor se fríen durante muy, muy poco, lo justo para hacerle cambiar de color.

Esto se merece un buen vino tinto o clarete prieto picudo y por supuesto un pan de hogaza de león para mojar en el huevo o en su defecto un pan de leña. Nunca comer el huevo con un pan inapropiado, eso sería tan grave como hacer unas sopas de ajo con pan de molde o como comer un chuletón con pan de hamburguesa. Sacrílego.

    Uno de los platos que recuerdo con más nostalgia son los huevos fritos con farinato. Recuerdo ser un muchacho, salir a trabajar los domingos temprano, a la bodega o a alguna otra labor, y a la vuelta, con el frío metido aún en el cuerpo, almorzar huevos fritos con farinato, y el farinato bien picante. El frío se disipaba rápidamente.

     No hace mucho "Crucina" Morán me ha regalado unos farinatos y los he comido, racionándolos por partes, como un manjar. ¡Gracias, querida amiga! He aquí la prueba del delito.