• Pimientos verdes y/o rojos

• Sal

• Aceite de oliva

• Vinagre

     Cortamos un par de pimientos en trozos grandes, dos o tres centímetros o más, o en tiras grandes, según el gusto. Pueden ser verdes o rojos o, mejor aún, se pueden combinar.

   En una cazuela apropiada se echan los pimientos troceados y se les añade sal, aceite en abundancia y vinagre de forma generosa. Se cuecen a fuego lento durante cuarenta minutos o más, no importa, al gusto. Y ya está, no dan nada que hacer, porque se sirven en la misma salsa, eso es lo interesante, fríos o calientes. Si se dispone de tiempo y paciencia después de fríos se pueden pelar.

   Lo bueno de esta receta no son sólo los pimientos, que también, es, sobre todo, la salsa. Está imponente, para mojar y mojar y no parar de mojar. Por eso debes disponer de un buen pan, un pan esponjoso, crujiente y tierno. Si no tienes pan o no quieres o no puedes mojar es mejor que no los hagas. El pan de hogaza típico de León sería el ideal. Nosotros recomendamos el pan de la panadería Babia. Excelente. Más abajo ponemos unas fotos de una hogaza.

      Se pueden comer solos como entrante, pero mejor para acompañar algún guiso de carne como nuestro "coquero" o incluso el cocido de garbanzos pero sobre todo con algún pescado a la plancha que le da un color y un sabor diferente. O con algún otro frito, como el solomillo en adobo, las costillas o, sobre todo, resulta ideal para acompañar a los filetes imperiales.

    Por cierto, esto sin vino o, peor aún, sin compañía resultaría sacrílego.

    Salud y buen apetito.